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La tragedia que tiñó el fin de año 

La cena se enfrió. Esa noche ni su esposo don Alfredo Aspeitia ni su hijo Sergio llegaron hambrientos después de un largo día de trabajo.

Pasaba de las 10 de la noche y una vez más se hizo efectivo ese dicho que indica la brevedad con la que corren las  noticias trágicas. «Un camión se desbarrancó, Juana. Hay que ir para ver si no venían ahí Alfredo y el muchacho«, sugirió un cuñado de Juana Verónica Mendoza Morales.

El caos de esa noche puso en shock a la desesperada mujer, que invadida de angustia buscaba entre las personas ensangrentadas un rostro familiar.

«¡Sergio, hijo!, ¡Alfredo, dónde estás!», eran los gritos de Juana, que al paso de los minutos encontró a su esposo, herido, bañado en sangre, pero consiente y siendo atendido por paramédicos. A pesar del hallazgo, la incertidumbre crecía, nada sabía de su hijo Sergio Iván de 23 años de edad.

La información fluía a cuentagotas. Se hablaba de muertos, cifra mortal que crecía de acuerdo a lo que mencionaban las autoridades, de ahí que la desesperación se incrementaba al paso de las horas para la familia Aspeitia Mendoza, que poco conocía del paradero y las condiciones en las que se encontraba Sergio.

Lo último que supieron del joven, es que al igual que su padre, había decidido doblar turno en la fábrica de zapatos en la que trabajaban. La condición era culminar la producción pendiente para tener libre el lunes 31 de diciembre y pasar el fin de año en familia, buenas intensiones que tras el accidente de la ruta A84 parecían difuminarse y convertirse en un cuento de horror.

La primera lista de la Secretaría de Salud revelaba la ubicación del Sergio Iván. El joven gravemente lesionado fue trasladado al Hospital General Regional de León; inconsciente con fractura en la columna vertebral, un pulmón perforado y traumatismo craneoencefálico, formaba parte de la lista de 59 lesionados, víctimas del accidente del camión urbano.

La volcadura del autobús del transporte público cambió los planes de fin de año para 68 familias, entre ellas la de Alfredo y Sergio Aspeitia, pues aunque el panorama para el padre de familia es alentador, para el joven sobreviviente del accidente los médicos señalaron que es preciso esperar una semana para conocer las consecuencias de las lesiones y las posibilidades reales de una recuperación.

«Yo lo único que quiero es que mi hijo se recupere y salga adelante que es lo que más quiero. A mí no me aseguran si él va a despertar, los doctores me dicen que le darán cinco días para quitarle el sedante para ver si el despierta», narró doña Juana, mientras espera noticias de su hijo afuera del hospital General Regional.

De las causas del accidente poco se sabe, hay muchas versiones y testimonios, pero aún no dan a conocer los resultados del peritaje correspondiente, sin embargo, Juana Verónica sabe que el resultado de las investigaciones no cambiará en mucho su preocupación, ya que el reporte médico la llena angustia, pues el sustento que llevaban a su casa quedará suspendido, debido a las lesiones  que presenta su esposo y su hijo, quien hoy se debate entre la vida y la muerte.

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