Regional

El ‘gabacho’, donde se pierde la identidad

La transculturación de los jóvenes migrantes es un problema social que sigue sin abordarse profesionalmente en el Estado, asegura el psicólogo Mario Carrera

Los ven pasear por la comunidad en sus trocas grandes, de lujo, con placas de Estados Unidos, aunque  algunas tengan defectos o sean completamente ilegales.

También hay quien presume su motocicleta adaptada con luces y equipo de sonido o en bicicletas de llantas anchas y cuadros casi al ras del piso.

En las paredes de las comunidades se ven letreros como ‘Viva la Raza Loka’, y las pandillas cambian de nombre a ‘Barrio 13’, ‘Tercera la Más Loca’, ‘Riders of Hell’.

Por las noches prevalecen los puestos de hamburguesas y hot dogs por encima de los tacos de bistec o gorditas de maíz quebrado ante la demanda de consumo.

Los jóvenes migrantes de León: ni de aquí, ni de allá.

De acuerdo a los datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en Guanajuato cuatro de cada 10 jóvenes de entre 15 y 24 años se van al menos una vez a los Estados Unidos como migrantes.

Mientras que el Instituto de los Mexicanos en el Exterior señala que hay una población aproximada de 71 mil 226 guanajuatenses en el mundo.

La mayoría de ellos están en el continente americano (70 mil 044), seguido por Europa (765); Asia (365) Oceanía (32) y África (20).

En América los encuentran en mayor concentración en Estados Unidos, Canadá y Guatemala; en Europa en Reino Unido, España y Francia; en Asia están en Israel, China y Japón; en África en Marruecos, Costa de Marfil y Egipto y en Oceanía la mayoría se concentra en Australia.

En el municipio de León cada año regresan para las fiestas de diciembre entre 20 y 22 mil jóvenes a sus respectivas comunidades como Duarte, La Sandía, La Laborcita, Santa Ana del Conde y en los últimos cinco años a colonias como San Miguel, San Juan Bosco, Coecillo, Santa María de Cementos, León I, Deportiva I; entre otras.

La mayoría de los leoneses residen en los estados de Texas, California y Chicago y según los datos del Instituto Nacional de Migración, las edades de los jóvenes oscilan entre los 14 y 24 años.

Duarte: de una comunidad rural a una metrópoli extranjera

El letrero de 6 mil 582 habitantes en la comunidad de Duarte está tan fuera de contexto como la mayoría de sus jóvenes.

En la avenida principal la mayoría de la población entre 13 y 27 años usan prendas que anteriormente sólo se veían en las colonias de León; ahora, con gorras de equipos deportivos, pantalones holgados, tatuajes, cabezas semi rapadas y acentos ‘pochos’, es fácil de ubicar a quienes fueron a los Estados Unidos.

En la comunidad los conocen como ‘Los Norteños’, y se les puede ver pasear por las empedradas calles en sus camionetas con placas gringas, estéreo a todo volumen escuchando canciones de bandas y con cerveza en mano mientras van conduciendo.

Pero al cruzar el Río Bravo los migrantes dejan algo más que sus familias, y si se trata de jóvenes que tienen su primera incursión tras el ‘Sueño Americano’ sufren un fuerte impacto en la identidad y el golpe cultural es contundente.

Desde que tenía 15 años Jesús Velázquez cruzó la frontera de migrante. Él es originario de La Laborcita, pero tiene sus parientes en Duarte que fueron su contacto con los Estados Unidos.

Cuando llegó al estado de California no hablaba inglés y eso lo limitó por más de un año hasta que pudo dominar algunas frases del idioma extranjero.

Extrañaba a su mamá que era la que le preparaba las comidas mexicanas, y aunque vivía con su papá las cosas no eran iguales.

Lo que más extrañé fueron las comidas y hablar español; pero eso con el tiempo se me fue pasando porque me tenía que adaptar rápidamente”.

Actualmente tiene 27 años, se casó con Blanca Luna y tiene dos hijos: César y Alejandro Velázquez Luna que ya radican en Watsonville, California; donde trabaja en la construcción, pero antes lo hizo en la cosecha de la fresa.

Poco a poco me fui adaptando allá. Cuando estoy allá sí extraño a la gente (de Duarte); sí extraño los tacos en la calle pero estoy a gusto con mi familia porque ya tengo mis papeles arreglados y me los llevé hace unos tres años.

Mis hijos ahora ya no extrañan nada porque tienen las dos culturas, en un año más o menos mi hijo el más grande va a hablar bien el inglés”, dijo.

Confesó que para los niños ha sido más fácil la adaptación porque para ellos es una experiencia nueva.

Yo en cambio sí me tardé más que ellos porque yo estaba adaptado aquí, me costó trabajo pero creo que lo conseguí”.

Ni de aquí, ni de allá

Para el psicólogo Mario Carrera, del Instituto Guanajuatense de Psicología, la transculturación de los jóvenes migrantes es un problema social que sigue sin abordarse de manera profesional en el estado.

Al hablar de transculturación nos referimos al choque que existe entre la cultura que se aprende de niños y adolescentes, a la que se va a aprender cuando se está, en este caso, en un país ajeno y generalmente como ilegal.

Los jóvenes llevan un estilo de vida ya determinado de modo que al llegar a los Estados Unidos se encuentran con otras reglas de convivencia social, otro idioma, otra estructura gubernamental y hasta otra forma de vida”.

Explicó que es frecuente que la cultura dominante gane, y aseguró que en este sentido se pierde la identidad mexicana por tratar de imitar el estilo de vida norteamericano.

Cuando un joven llega a los Estados Unidos generalmente prefiere no salir a la calle por el temor de ser deportado, entonces se encuentra ante una especie de ‘encierro social’ y de su trabajo se regresa rápidamente al cuarto donde duerme, ve televisión con programas en un idioma que no entiende pero trata de hacerlo aunque sólo conozca dos o tres frases en inglés, quizá sólo las necesarias”.

Mario Carrera comentó que la transculturación suele provocar fuertes problemas de identidad que en gran parte de los casos termina en depresión al no poder ubicarse ya como parte de una cultura de donde es originario y mucho menos del nuevo orden social que trata de adaptar.

Cuando el joven regresa a su comunidad de origen regresa completamente transformado y se nota primero en el habla; sigue pensando en el idioma inglés de manera que suele dudar al momento de pretender entablar una conversación con sus antiguos amigos o familiares.

Es cuando suelen primero pronunciar un largo ‘ammmmm’, luego, ya con un acento diferente al que tenía antes de irse, comienza a hablar”.

El profesionista enfatizó que dado que Guanajuato es el segundo exportador de migrantes, el gobierno estatal debería atender con mayor seriedad el problema.

Quién nos podría asegurar que las muertes de los jóvenes guanajuatenses en carreteras se deba precisamente por la falta de una identidad cultural; allá se respetan los límites de velocidad entre otras cosas, al regresar acá es cuando llegan con sus trocas, término que por cierto es una mezcla entre español e inglés; y por tratar de presumir ante sus amigos es cuando originan parte de los accidentes viales”.

Comentó que además se observa en la manera de vestir un fuerte choque cultural: antes vestían con camisas a cuadro y sombrero, ahora lo hacen de playeras de equipos americanos, usan gorras y tenis de exportación.

Diana Rocha ha tenido que adaptar su negocio al gusto de los jóvenes migrantes que regresan transformados en su forma de vestir, según relata.

Diana Rocha tiene una tienda en Duarte. Contó que los jóvenes que son originarios de la comunidad vienen transformados en la manera de vestir.

Desde hace ocho años que adecuó su casa como una tienda de ropa; en este lapso ha observado que primero visten con camisas a cuadros, sombrero, botas o tenis que generalmente no tienen marcas reconocidas.

Cuando ellos andan aquí antes de irse son como más humildes, y ya después cuando vienen ya vienen con ropa diferente, más ostentosos, como para presumir porque allá visten así: playeras de equipos americanos, gorras y tenis caros”.

En la tienda vende playeras de equipos como Dodger, Miami, Celtics, Lakers, Bulls de Chicago; además de calzado Nike Air, Adidas; entre otros.

Lo que más compran son playeras aunque depende de la temporada; se venden más de los Lakers porque la mayoría de los muchachos van al estado americano de California y se quedan en Los Ángeles.

Pero no se a qué se deba que algunos quieren cambiar de forma de vestir, en mi casa se han ido varios parientes a Estados Unidos y regresan igual, sin cambios”, finalizó.

 

 

MEJZ*

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