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Pueblos indígenas en León, no hay justicia que alcance

Para sobrevivir al hambre y esquivar la discriminación, los indígenas que se asentaron en León tienen que hacer malabares... literalmente

En el año 2010, mientras gran parte de la población de León se preparaba para los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, los consejeros indígenas municipales otomís, mixtecos, purépechas, mazahuas y náhuatl levantaron la voz.

Solicitaron su consideración como leoneses y continuar con el vínculo con sus respectivas comunidades para no perder su identidad.

Declararon que salieron de sus comunidades en un proceso de migración con la única idea de contar con una mejor calidad de vida y se establecieron en León, así como lo hicieron en otras ciudades, de otros estados.

Para ellos, ser indígena era sinónimo de “desprecio, vergüenza y discriminación” porque no contaban con acceso a vivienda, educación y salud; ni siquiera una legislación que promoviera una política de inclusión.

Lo dijeron cuando se cumplían 9 años de haberse constituido el Consejo Indígena Municipal pero que aún no contaba con un reconocimiento oficial ni del Ayuntamiento ni del Estado.

Al siguiente año, en abril del 2011, el entonces presidente municipal, Ricardo Sheffield Padilla constituyó el Consejo Consultivo Indígena y salió publicado en el Periódico Oficial del Estado de Guanajuato el 24 de mayo de ese mismo año.

Por vez primera, el 9 de agosto del 2018, se realizó la conmemoración local del Día de los Pueblos Indígenas, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el decenio internacional de las poblaciones indígenas del mundo, desde el 17 de enero de 1995.

El pasado 24 de mayo del 2019 se renovó el Consejo con la participación de las comunidades establecidas en León, sin embargo, y en palabras del propio alcalde Héctor López Santillana, aún existe el problema de la discriminación, según lo reconoció en la toma de protesta.

“Eso es algo que tiene que erradicarse de nuestra sociedad”, dijo en su intervención y aderezó con la frase: “Es un Consejo que busca transformar la vida de sus familias que han hecho de León su segundo hogar”.

Actualmente la comunidad Náhuatl está representada por Moisés Serafín de la Rosa y Marcial de la Rosa Medina; la comunidad Otomí por Carlos Ávila Morales e Isidra Anselmo Atanasio; Purépecha por Liliana Elías Zamora y Ángeles Cruz Felipe; la Mazáhua por Marcelino Sánchez Hernández y Cirilo Hernández Bernal y la Mixteca por Herminio Rafael Alfaro Aguilar.

Actualmente la ONU reconoce que existen más de 5 mil grupos indígenas distintos en 90 países y que hablan más de 7 mil lenguas en un universo cercano a los 370 millones de personas.

Pero también se encuentran entre los sectores de población más desfavorecidos y vulnerables representando el 15 por ciento de la población mundial con mayor índice de pobreza.

En nuestro país se lleva a cabo desde inicios del presente mes de agosto el llamado “Foro Nacional de los Pueblos Indígenas y Afromexicano”, en el marco del Proceso de Consulta Libre, Previa e Informada para la Reforma Constitucional y Legal. En él se tiene la participación de 68 pueblos indígenas y el pueblo afromexicano establecidos en México.

Según estimaciones de la ONU, cada dos semanas muere una lengua indígena: “poniendo en riesgo sus respectivas culturas y los sistemas de conocimiento que aportan”.

COMUNIDADES INDÍGENAS EN GUANAJUATO

En el siglo XIII un grupo de nómadas chichimecas guamares y guachichiles llegaron procedentes de San Luis Potosí y se establecieron hasta la llegada de los españoles.

Los datos más recientes sobre las comunidades indígenas en Guanajuato son del año 2014 cuando la Secretaría de Desarrollo Social y Humano conformó un Padrón de Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guanajuato.

En él se registró 96 Comunidades Indígenas distribuidas en 13 municipios y en ese momento con un universo de 67 mil 444 personas. Mucho más de los reportados en el Censo de Población y Vivienda del 2010.

Los datos señalaban a personas de las etnias chichimeca, otomí, mixteca, zapoteca, náhuatl y purépecha; establecidas en 13 municipios: Apaseo el Alto, Atarjea, Comonfort, Dolores Hidalgo, Salvatierra, San Luis de la Paz, San Miguel de Allende, Santa Catarina, Tierra Blanca, Valle de Santiago, Victoria, Villagrán y Xichú.

El municipio con mayor presencia de indígenas fue San Luis de la Paz de la Paz en la Misión de Chichimecas con 6 mil 716 pobladores y en la Comunidad de “Oaxaca” perteneciente a San Miguel de Allende se encuentra el grupo étnico más reducido con solo 38 integrantes.

De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010 del INEGI, en el Estado de Guanajuato existen un aproximado de15 mil 204 personas provenientes de comunidades indígenas de otras regiones.

El grueso de la población es entre 25 a 29 años de edad aunque hay de diferentes rangos, desde tres meses hasta más de 75.

El mayor número de indígenas se concentra en León con un total de 3 mil 270 en donde predomina el lenguaje mazahua, náhuatl, otomí y mixteco; pero también existe en menos medida lacandón, huasteco, purépecha, totonaca, tzoltzil, tzetzal, zapoteco, chichimeca jonaz, chinanteco, maya y tarahumara.

En este municipio existe desde el año de 1984 la agrupación Casa Hogar Loyola para el apoyo enfocado a las familias pero en especial atención a la niñez.

Tras 35 años de colaboración con la iniciativa privada y personas altruistas se logró la creación de la escuela “Nenemí” que actualmente trabaja con 115 menores de edad entre nahuas, purépechas y otomís, además de la ayuda que ofrecen a los niños que llegan a la pisca del chile a través del campamento denominado “Na valí” y en donde se otorgó la asistencia a 350 indígenas de diferentes etnias.

PUEBLOS ANDANTES

El investigador social Alejandro Ramírez Bueno, quien actualmente está realizando una investigación sobre las comunidades indígenas en las grandes ciudades, entre ellas León, dijo que el fenómeno de la migración va más allá de temas de supervivencia.

“Existen hasta cuatro generaciones de familias indígenas que han adoptado la migración como un estilo de vida entre una ciudad y otra. La Universidad de Guanajuato cuenta con investigaciones en donde se acentúa que algunas familias llegan de entre 3 a 6 meses a una ciudad, luego el resto del año la pasan en otra.

“Estos nos permite hacer un esquema en donde se resalten temporadas como la Feria de León y se van al inicio de la temporada de lluvias, por ejemplo, pero hay otras etnias que justamente llegan para la temporada de julio a diciembre y es entonces que, en León, todo el año hay pobladores indígenas, me refiero a más a parte los que se quedan aquí de manera permanente”.

Ramírez Bueno hizo hincapié en que, al menos en León, se ha colaborado para la adaptación y desarrollo de las diferentes etnias, pero recalcó que aún la brecha entre sociedad e indígenas es muy marcadas.

“A veces pasan desapercibidos hasta que no los ves en los cruceros. Hay un detalle muy especial y es que desde el mes de diciembre del año pasado (2018) hay presencia de mujeres indígenas malabaristas, era usual verlas vendiendo desde pepitas (semillas) hasta su propia artesanía.

“Pero a raíz de que hay jóvenes en las calles haciendo malabares y que los indígenas detectan que es una actividad que deja más dinero, o apenas el dinero suficiente para poder tener una calidad de vida más digna, es cuando empiezan a confeccionar sus propias pelotas, se pintan la cara de payasitos y salen literalmente a ganarse la vida.

La ayuda que se proporciona a los indígenas ha cambiado en los últimos 10 años, por ejemplo, con escuelas donde se enseñan clases de lenguas maternas por ejemplo en Misión de Armeros de Victoria, o en la Misión Chichimeca de San Luis de la Paz; lo mismo que en Comonfort, Dolores Hidalgo, Tierra Blanca y San Miguel de Allende.

Hay capacitación de asesores, maestros bilíngües, libros didácticos para la conservación de su lenguaje y el aprendizaje del español como lengua adicional; hay alfabeto chichimeca y espacios educativos propios para las comunidades.

SIN JUSTICIA QUE ALCANCE

De acuerdo con el documento Indicadores socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2015, de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en México hay un aproximado de 25.69 millones de personas que se autoadscriben como indígenas.

Guanajuato ocupa la posición 27 dentro de los estados donde el porcentaje de la población indígenas es menor a 2 por ciento: Tamaulipas (1.9%), Colima (1.4%), Jalisco (1.3%), Aguascalientes (0.7%), Guanajuato (0.5%), Zacatecas (0.5%) y Coahuila (0.5%).

Pero, a pesar de los programas y los logros, de las escuelas abiertas y los documentos legislativos, la realidad es que para el vivir cotidiano de los indígenas no hay justicia que alcance.

Soledad tuvo que cambiar sus ropas tradicionales para ponerse una playera y pantalones de mezclilla para poder trabajar en el crucero. “Si me ven con mi ropa no me dan nada, al menos así hay posibilidades” dijo en perfecto español aunque viene de Oaxaca.

Quienes no se cambiar sus ropas son dos adolescentes que prefirieron no decir sus nombres, sin embargo reconocieron que a veces trabajan más de 8 horas haciendo malabares.

“A veces vamos de una calle a otra, estamos una hora o más, depende de lo que se gane” dijo una de ellas mientras la otra miraba desconfiada.

Otras sólo se dedican a pedir dinero, sin realizar alguna otra actividad extra, la mayoría prefiere no hablar sobre eso pero se les ve de coche en coche principalmente en los bulevares donde circula un mayor número de automovilistas como el Clouthier, Echeveste y Morelos, Las Torres o Algeciras.

La mayoría proviene de las casonas que se encuentran cerca de las vías del Tren, y en donde se han quedado al menos los últimos 40 años.

Otros los alcanza la noche en el Parque Hidalgo, en la zona centro, en las calles de León en donde pasan desapercibidos: como uno de esos grafitis a los que uno se acostumbra a ver y por eso desaparecen con mayor facilidad a plena vista de todos.

TRABAJO DISPERSO: IBERO

Pedro Damián Guzmán Gámez, responsable de proyectos alternativos de servicio social de la Universidad Iberoamericana, habló con Página Central sobre el trabajo que realiza la institución que representa con los pueblos indígenas asentados en León.

Esta es la primera parte de la entrevista:

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