Juan Miguel Alcántara SoriaOpinión

Una comunista, tesorera de la Federación ¿táctica leninista?

Por Juan Miguel Alcántara Soria

El presidente López recién designó Tesorera de la Federación a María Elvira Concheiro. Socióloga, sin conocimientos o experiencia en matemáticas, administración o finanzas, conducirá proletariasstinas, en secrectran finanzas, adminstraci el sistema de pagos del estado mexicano. Su vida laboral, dedicada a estudiar y difundir marxismo. -A Tatiana Clouthier como Secretaría de Economía, igual, sin preparación para el cargo (corrupción, diría su padre)-. Estas dos mujeres hoy referencian los extremos ideológicos de la revoltura de equipo gubernamental. Concheiro es hermana del subsecretario de Educación Superior en la SEP, Luciano Concheiro (¿nepotismo?), quien hace un año declaró: “…festejar el comunismo desde nuestro país nos parece esencial en este momento… hay que ir más allá de la lucha contra el modelo neoliberal… debemos proponernos el comunismo como una sociedad emancipada de toda explotación…” Ella fue esposa de Pablo Gómez, dirigente comunista, hoy morenista, -a quien le gané la diputación federal en 1988, por Coyoacán-. Es también comunista, de las radicales de la 4ª transformación. Con el gramsciano Massimo Modonesi (coautores del libro ‘El comunismo: otras miradas desde América Latina’), buscan convertir la ‘4t’ en ‘revolución’. Dicen: “Hay un momento de ruptura, y HOY una separación de las masas. Es cuando se abre una época de posible revolución”. ¿Qué nos significa esto?

Entendamos su comunismo. Resumo tesis colectivistas históricas, por su común denominador: amplían competencias en economía y educación al Estado, a costa de organismos de la sociedad civil (hoy “desmantelan colectivos” en Cultura), o de otras instancias de decisión políticas. Son anticapitalistas, anti-neoliberales. En educación, anulan derechos de padres de familia. Tienden a estatizar la propiedad de medios de producción en varias áreas, v.gr. la energética. Y llegan a indicar las convicciones de lo que la gente debe pensar: hacen guías o cartas éticas, y hasta “diccionarios”. Hay 3 clases de socialismo, según Juan Messner y Efraín González Morfin (“Tesis y Actitudes Sociales”): 1º: marxista y no marxista; aquel, leninista y no leninista. El marxismo-leninismo, es el comunismo, de terrible rigidez e incapacidad de evolución democrática (China, Cuba). 2º: socialismo revolucionario (acepta violencia, descubierta o encubierta; se levanta en armas, secuestra) y reformista (prefiere métodos pacíficos de cambio y de obtención del poder). Y 3º: socialismo democrático (respeta al pluralismo) o totalitario (de partido único, de células clandestinas, en secrecía; anula oposiciones, controla “elecciones”. No busca el interés de la persona individual, concreta, sí del proletariado: la “masa” debe continuar en la miseria hasta desaparecer la burguesía; etapa final: el comunismo.

El comunismo de Ma. Elvira y sus “compañeros de viaje” es socialismo-marxista-leninista, revolucionario (encubierto), y totalitario -no democrático-. De Marx aceptan el materialismo, las críticas a la religión, al derecho y al capitalismo. De Lenin el énfasis en la política, no en la maduración de las estructuras económicas. Y frente al partido social-democrático, de afiliación voluntaria, personal, contraponen el partido revolucionario de masas: no de grandes números, si de minoría confesada y buscada: “A la mayoría (masas proletarias) corresponde no el papel de dirigente, sino el de dirigido” por una minoría bien ubicada –las “correas de transmisión”-, transmitiendo directivas e impulsos de acción a gente que no pertenezca a esa minoría comunista, con “idiotas útiles”, les llamó Lenin. (¿T. Clouthier?). Además de obediencia incondicional o ciega de partidarios, exigen la subordinación de la acción humana a la lucha de clases, bajo la conducción de esa minoría dirigente. Ellos aquí y ahora pregonan: “este momento de ruptura, de separación de las masas de sus antiguos dirigentes, hace de ésta (4t) una época de revolución más que de transformación”. Fuera máscaras. ¿Cuántos más, idiotas útiles?

MEJZ*

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