Opinión

El árbitro importa II: el Tribunal Electoral falla a favor del presidente

Lo digo otra vez: los aficionados sabemos que el árbitro importa. O el réferi...

Por Maricarmen Rivera*

Lo digo otra vez: los aficionados sabemos que el árbitro importa. O el réferi.

Ayer en tuiter leía a un constitucionalista filósofo del derecho que de manera inteligente y jocosa se dirigía a quienes no siguen de cerca los asuntos electorales explicando que: “(…) El Tribunal Electoral tiene mucha menos credibilidad que cualquier réferi de la lucha libre mexicana”.

Y pues sí, ¡vaya! que no es lo mismo seguir indicaciones de Pepe Tropicasas que de El Tirantes.

En el cuadrilátero, luego de algunas denuncias, el propio Tribunal le había ordenado al INE definir lo que no es válido para el presidente en sus mañaneras durante el proceso electoral, porque lo que dice -o lo que puede llegar a decir-, afecta la imparcialidad y la equidad en la contienda y va en contra del artículo 134 de la Constitución.

Así lo hizo el Consejo General en la Arena, en sesión pública, en presencia de todos los partidos, y ahora el Tribunal se lanza desde la tercera cuerda y aplica una huracarrana al trabajo que había mandado hacer.  

Cumpliendo esa orden, el INE había pedido prohibir en las mañaneras las siguientes llaves: hablar de financiamiento público de los partidos, candidaturas, cargos de elección, etapas del proceso federal y procesos locales; frentes, coaliciones, fusiones, alianzas, plataformas, campañas, estrategias electorales y encuestas, como si se tratara del mismísimo martinete. Reglas mínimas pues, para tratar de emparejar el combate de luchadores distintos que van en solitario, en parejas, o hasta en relevo australiano.

Pero en este encuentro de argumentos, todo el round se centró en que los magistrados consideran que el INE no dictó medidas preventivas para que el presidente no viole con sus dichos la Constitución, sino que esas medidas se entienden de no-repetición y tienen el carácter de sanción, lo que implicaría que se juzgó que el presidente ya ha cometido este tipo de violaciones y pues ellos dicen que no es así.

Además, dijo el INE que esas restricciones aplicaban también para otros actores políticos y no solo para el presidente, lo que según el comunicado oficial del Tribunal fue considerado como un exceso en el cumplimiento de su orden, como si la Constitución no fuera clara al obligar a todo servidor público a la neutralidad en materia electoral. Un verdadero foul.

En la forma, otro asunto por demás relevante es que todavía no sabemos bien a bien quién la hizo de El Tirantes. Aunque claro que podemos imaginarlo. La magistrada Janine Otálora Malassis y el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón publicaron de inmediato la noche del miércoles su voto disidente. Entonces, nuestras sospechas recaen sobre el resto.

Por ejemplo, hablando de credibilidad, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, investiga las cuentas del magistrado José Luis Vargas Valdez, quien antes ha ocupado cargos de alto nivel en el Cisen y en la Fepade y cuenta con residencias en Miami, Valle de Bravo, Lomas de Chapultepec y Polanco, que a decir de la autoridad no coinciden con sus ingresos anuales. A pesar de ello, fue nombrado presidente de la Sala Superior el pasado mes de noviembre. “Valió Vargas”, aún en medio de la rechifla del respetable.

Y aunque consideremos que no es su reputación sino la calidad de sus resoluciones lo que importa, en los hechos todavía no podemos ni conocer el documento -inapelable por cierto-, porque esta sesión no fue anunciada, no fue pública, fue de noche y en zoom. Y todavía hoy no está disponible para su consulta.

Aunque el Tribunal se ha empeñado desde ayer en que conozcamos su narrativa y no su sentencia, esto significa lo que ya sabemos: el réferi importa.

Porque esta caída la ganó el presidente gracias a los mismos que en juicio concedieron el registro a unos partidos nuevos y lo negaron a otros, los mismos que exoneraron de responsabilidad a Morena por su oscuro fideicomiso luego del sismo del 2017 -cuando todavía pensaban que los fideicomisos eran buenos-, y ahora le conceden permiso de hacer libremente lo que mejor sabe hacer: campaña.

Por eso los árbitros y los réferis importan. La transparencia importa, la máxima publicidad importa. La constitucionalidad importa.

Fallar -de fallo-, no da igual que fallar -de falla-. Y parece que otra vez nuestro Tribunal Electoral le falló a modo al presidente y a nosotros nos falló.

Pero todavía queda mucha lucha en esta contienda. Así que seguiremos pendientes del ring, viendo al Tribunal, a veces, repartir justicia de manera increíble como en el arte del Pancracio.

*Maestrante de Derecho Constitucional y Administrativo por la Universidad de la Salle Bajío. Con estudios de derechos humanos, políticas públicas, género y derecho electoral.

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