Opinión

Sentido, y sin sentidos, de la Navidad

Buena parte de la humanidad celebraremos la Navidad de Jesús, incluso no creyentes, agnósticos, ateos y anti-religiosos, conscientes y no...

Por Juan Miguel Alcántara Soria

                                               

Buena parte de la humanidad celebraremos la Navidad de Jesús, incluso no creyentes, agnósticos, ateos y anti-religiosos, conscientes y no. (i) Porque el calendario gregoriano que usamos en el mundo occidental es el más aceptado del orbe (otros usados son el chino, islámico y hebreo), a partir de que el Papa Gregorio XIII, en 1582, resolvió sea año cero el probable año de nacimiento de Jesús. (

ii) Porque con la difusión del cristianismo se inseminó una idea fuerza o central: todos somos hermanos, al ser hijos del mismo Padre. No solo hebreos y paganos, enseñó San Pablo. (iii) La razón de El Padre de enviar a su Hijo fue liberarnos de fronteras o impedimentos, y dar opción de un re-encuentro definitivo; recuperar el sentido de paternidad y hermandad.

(iv) Este sentido permeó, primero, y no sin graves dificultades y tropiezos, en la cultura greco-romana, occidental, al impregnar en mayor o menor medida sistemas jurídicos, políticos, sociales y culturales.

(v) La fraternidad ha implicado que, no obstante incongruencias de malos obispos, curas, monjas, y muchos cristianos, perdure la idea de aceptarnos como iguales: todos con la misma dignidad; con independencia de razas, culturas, nacionalidades, religiones u opciones de sexualidad. (vi) Este sentido de igualdad, al paso del tiempo, lo re-expresó la Ilustración francesa, con el grito revolucionario: “libertad, igualdad, fraternidad”, en versión anticristiana, inclusive.

El sentido de pertenencia al género humano sobre cualquier otra se abrió paso. (vii) La idea fuerza se ancló luego en culturas antropocéntricas, no solo teocéntricas.

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre, y siguientes Pactos internacionales reconociendo éstos a todo ser humano por el solo hecho de ser personas, la consagraron.

(viii) Testimonios de fraternidad de pecadores estándar son innumerables: hospitales, asilos, orfanatorios, comedores, escuelas, universidades, laboratorios, infraestructura, capillas, catedrales, música, literatura, etc. (ix) La celebración del 24 de diciembre de desear alegría y paz a adiestra y siniestra tiene sede cristiana y pagana, desde el inicio. (

x) En México aportamos la flor de nochebuena, el pedir posada, piñatas, ponches, villancicos, etc.       

Ahora piden que esa conmemoración no se llame de la Navidad, sino solo digamos “Felices fiestas”, en pretendido afán incluyente de toda la humanidad. Que la cristiandad que la engendró y celebra deje de ostentarlo. Se valen entonces ostentar celebraciones de otros orgullos (nacionalistas, deportivos, feministas, sexistas, etc), pero no la del Nacimiento de Jesús.

Esto es consecuencia, ahora, de teorías que degradan a la persona, empezando por las falsas ideas derivadas del cientismo (tesis y actitud que absolutiza el papel de la ciencias naturales y exactas; cree que el método científico puede ser aplicado a cualquier problema del saber; solo reconoce como verdad lo que la ciencia experimental puede demostrar; y termina por llevar a la ciencia a nivel de creencias religiosas): biologismo, psicologismo, positivismo y otras.

“En todas ellas se encuentra el error fundamental de absolutizar las ciencias naturales: (i) como negación del conocimiento filosófico; (ii) como negación del espíritu y, por tanto, como explicación monista del ser humano en función de los fenómenos físico-químicos de su constitución orgánica; (iii) como negación de la conciencia, de la libertad y de la responsabilidad –que le dan al hombre su categoría ontológica de persona-. Estas falsas ideas del ser humano –coincidentes en tratar de explicarlo a la luz exclusivamente de criterios científico-naturalistas, degradando así su naturaleza racional- impiden el verdadero conocimiento de la realidad del ser humano, deforman a la sociedad y pervierten sus instituciones… Se elimina la radical diferencia entre gregarismo animal y sociedad humana, de tal manera que, en actos delictuosos, se tiende a sustituir la responsabilidad moral por el fatalismo biológico del ADN, neuronas y hormonas”.  

¡Feliz Navidad a todas y todos! Desde su sentido íntimo: Se encarnó el Hijo en María para recuperar el amor filial y fraternal. ¡Y paz en la tierra a los de buena voluntad! 

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